Por Santos García Zapata
Conmemoramos los 20 años de la tragedia de Vargas, nos olvidamos que entre 20.000 y 25.000 viviendas fueron saqueados por sus vecinos ningún periodista, funcionario público o dirigente político dijo que los daños económicos causados por los saqueos fueron inmensos. Durante meses miles de personas vendieron los objetos robados. También un demagogo como Alcalde Mayor, felón, corrupto Alfredo Peña se llevó intempestivamente de la región los efectivos policiales que en ese entonces era Policía Metropolitana dejándonos sin policía y casi sin bomberos. En los días posteriores a la tragedia miembros de la DISIP saquearon joyerías y otros establecimientos. Antes habían asesinado algunos saqueadores o supuestos saqueadores creando ese clima de terror que los ayudo a actuar impunemente e imperturbables. El número de víctimas no fueron miles sino cientos.
II
Muchos años después donde se cicatrizaron las heridas económicas pero no las profundas morales y espirituales; el gobierno en una acción destemplada, improvisada y llena de irregularidades -para tapar el fracaso de la Misión Vivienda en el Área Metropolitana ubican en la región a más de 25.000/30.000 personas de otros lares. Muchos de ellos, la mayoría, no eran damnificados pero se habían disfrazado y de paso sobornado a las autoridades de la Gran Misión Vivienda y otros organismos que participaron en la adjudicación de viviendas. Estas autoridades y el mismo Gobernador Jorge Luis García Carneiro reconocieron que el 75 % de las adjudicaciones eran habitantes de otros lares. Las protestas del Gobernador no frenaron esa proporción dañina a la region.
III
La mayoría de los habitantes de esos urbanismos en la Parroquia Urimare y Caraballeda son personas de mala conducta, tanto es así que con orgullo al principio bautizaron a sus bloques con los nombres de conocidos retenes judiciales del país. También floreció en esos sitios y a los alrededores la prostitución juvenil, tráfico y consumo de drogas.
VI
En cualquier país del mundo trasladar miles de personas de una región a otra en un porcentaje aproximado del 10/12 % de los nativos es un cataclismo social terrible y se toman muchas medidas preventivas, aquí no se tomaron medidas de ninguna naturaleza. Por eso me quedo corto cuando califico a los intelectuales, periodistas, locutores, dueños de medios de comunicación y empresarios de imbéciles por no tomar en cuenta ese fenómeno social y los inmensos, variados efectos colaterales negativos sobre la sociedad del estado.