31 diciembre el el Club Camurí.
Angela Oraa
En medio del atómico bonche del 31 de diciembre en el club Camuri hubo un pugilato que le aguó la fiesta a más de uno.
La música sonaba a tope y cuando la felicidad colectiva alcanzaba su apogeo, Santiago Lante de carácter pendenciero, encendía fuegos artificiales de manera inoportuna, irritando a la familia Roca debido a un petardo que les reventó cerca. A modo de venganza alguien tomó unos hielos lanzados de manera malévola, desencadenando una sampablera de golpes.
En efecto, Santiago Lante, lanzaba juegos pirotécnicos a la orilla de la playa, cuando el cuasi “vitalicio” presidente del Club Camurí, Óscar Zamora Lares, lo conminó a bajarle dos, entonces Santiago (socio del club, empresario y uno de los dueños de Poke 212) le lanzó un trago al rostro.
En defensa del nené que depasa los treinta años, su padre, intervino alebrestado. Miembros de la Junta Directiva del club se apersonaron en la intentona de apaciguar los humos, acto fallido que terminó en ring de boxeo.
La guinda de la tarta de tan festiva fecha fue el carro en llamas de una socia por culpa de un extraviado petardo de un anónimo. Dicese que fue culpa de unos díscolos chamos, hecho acontecido antes de la medianoche.
¡Fin de mundo!